Censura Despierta En Canadá: Cómo La Ley De Daños Amenaza La Expresión

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Censura Despierta En Canadá: Cómo La Ley De Daños Amenaza La Expresión

El 26 de febrero de 2024, se presentó un nuevo proyecto de ley llamado Proyecto de Ley C-63, conocido como el Ley De Daños En Línea, se presentó por primera vez en la Cámara de los Comunes de Canadá. Según el proyecto de ley, su propósito es modificar leyes existentes, como el Código Penal y la Ley de Derechos Humanos de Canadá, para hacer que las plataformas en línea sean responsables de gestionar el contenido dañino y garantizar un entorno digital más seguro que priorice el bienestar de todas las personas en Canadá, especialmente los niños.

El proyecto de ley define siete categorías de contenido como dañino. Las detallaré más adelante, pero pueden resumirse en tres. La primera es cualquier contenido que promueva el abuso sexual y la victimización de niños. La segunda es cualquier contenido que incite al odio. La tercera es contenido que incite a la violencia, violencia extrema o terrorismo.

Puede parecer un enfoque legislativo extraño incluir la pornografía infantil/el abuso sexual infantil, los delitos de odio y la incitación al terrorismo en un mismo proyecto de ley. Sin embargo, esta inusual combinación de contenidos es solo una de las muchas peculiaridades de la propuesta. 

El objetivo principal del proyecto de ley es redefinir "delito de odio" o "odio" en el Derecho Penal y ampliar su alcance a todas las infracciones dentro del Código Penal o cualquier ley del Parlamento. Sí, has oído bien. Si se aprueba, cualquier delito podría ser clasificado como un crimen de odio. Pero aún hay más: la infracción podría castigarse con cadena perpetua. Además, el proyecto de ley aumentaría las penas máximas para los delitos de propaganda de odio hasta cinco años.

Si eso no es suficiente para preocuparte, espera a conocer las capacidades de la omnipotente Comisión de Seguridad Digital. Esta nueva autoridad, encargada de supervisar y aplicar el marco regulatorio de la Ley de Daños en la Red, tendrá el poder de inspeccionar datos electrónicos sin necesidad de una orden judicial, comprometiendo así la privacidad digital de los ciudadanos. Este proyecto de ley plantea muchas otras cuestiones fundamentales que contradicen el proceso legislativo en una sociedad libre. 

Con la aprobación de este proyecto de ley, burócratas no elegidos tendrán el poder de determinar unilateralmente qué se considera libertad de expresión y qué constituye un crimen de odio. Este cambio de autoridad permite a políticos, grupos de presión y funcionarios imponer sus agendas culturales en la sociedad con una amplia discrecionalidad. Me parece evidente que la cultura woke está utilizando la seguridad infantil como pretexto para suprimir cualquier discurso que desafíe su ideología progresista. Analicemos el proyecto de ley para descubrir las amenazas inminentes a nuestras libertades.

 

La obligación de proporcionar herramientas y bloquear el acceso a contenido "dañino" en un plazo de 24 horas incentiva a las plataformas a eliminar contenido de manera excesiva y preventiva para evitar sanciones, lo que restringe directamente la libertad de expresión. (Foto de Sean Kilpatrick)

La obligación de proporcionar herramientas y bloquear el acceso a contenido "dañino" en un plazo de 24 horas incentiva a las plataformas a eliminar contenido de manera excesiva y preventiva para evitar sanciones, lo que restringe directamente la libertad de expresión. (Foto de Sean Kilpatrick)

PROPÓSITO DEL PROYECTO DE LEY C-63

El supuesto objetivo de la Ley de Daños en la Red es prevenir y reducir el contenido dañino en línea, especialmente el abuso infantil, el contenido íntimo no consensuado y el material que promueva el discurso de odio y la violencia. La legislación exige la eliminación rápida de dicho contenido y establece mecanismos de supervisión estrictos para garantizar el cumplimiento y la aplicación de las normas.

La Ley De Daños En La Red impone una mayor responsabilidad y transparencia a los operadores de redes sociales en todo el país. El proyecto de ley exige que las plataformas adopten medidas para proteger a los niños, restringir el acceso a contenido dañino y mantener registros esenciales. Los operadores deben implementar acciones para reducir los riesgos asociados con siete tipos de contenido perjudicial:

  1. Victimización o revictimización sexual de un niño.

  2. Contenidos íntimos no consensuados.

  3. Discurso de odio.

  4. Contenidos que inciten al extremismo violento o al terrorismo.

  5. Contenido que incite a la violencia.

  6. Acoso infantil.

  7. Inducir a un niño a autolesionarse.

 

OBLIGACIONES DE LOS OPERADORES DE REDES SOCIALES Y SERVICIOS DE DISTRIBUCIÓN

El proyecto de ley establece tres responsabilidades esenciales para las plataformas de redes sociales y los servicios de distribución: el deber de actuar con responsabilidad, el deber de proteger a los niños y el deber de restringir el acceso a cierto contenido.

  • Deber de actuar con responsabilidad: Las plataformas de redes sociales deben evaluar los riesgos de exposición a contenido dañino y aplicar medidas efectivas para mitigar estos riesgos. También deben proporcionar a los usuarios herramientas para denunciar contenido dañino y bloquear a otros usuarios.

  • Deber de proteger a los niños: Las plataformas deben garantizar que sus funciones de diseño incluyan medidas de seguridad adecuadas a la edad, como controles parentales, etiquetas de advertencia y opciones de búsqueda segura. Deben cumplir con las directrices establecidas por la Comisión de Seguridad Digital para limitar la exposición de los niños a contenido explícito, acoso o material que fomente el autodaño.

  • Deber de hacer inaccesible cierto contenido: Las plataformas deben bloquear el acceso al contenido más dañino en un plazo de 24 horas, según lo estipulado en el proyecto de ley. También deben evaluar la legitimidad de los reportes para evitar denuncias frívolas o de mala fe.

 

REQUISITOS ADICIONALES

  • Las plataformas deben establecer servicios para gestionar quejas de usuarios, ofrecer asesoramiento sobre daños en línea y designar un contacto para estos fines.

  • El Proyecto de Ley C-63 exige que el contenido repetido y artificialmente amplificado, especialmente cuando se difunde a gran escala mediante bots, sea etiquetado adecuadamente para garantizar transparencia y responsabilidad.

  • Las plataformas deben presentar planes de seguridad digital a la Comisión de Seguridad Digital, detallando las medidas adoptadas, su eficacia, evaluaciones de riesgo y tendencias en seguridad en línea. Esta información debe ser de acceso público.

 

¿QUÉ ESTÁ MAL CON ESTAS NUEVAS OBLIGACIONES?

Existen preocupaciones significativas sobre la posible extralimitación de la autoridad gubernamental y la vulneración de la libertad de expresión y la privacidad digital que podrían derivarse de estas exigencias rigurosas y difíciles de cumplir.

  • El mandato para que las plataformas de redes sociales evalúen y mitiguen el contenido dañino las expone a una supervisión gubernamental amplia y subjetiva. La exigencia de proporcionar herramientas para denunciar y bloquear contenido podría generar un entorno de sobrecensura, en el que las plataformas eliminen contenido en exceso para evitar sanciones, restringiendo así la libertad de expresión. Estas medidas podrían fácilmente desembocar en una escalada de censura y control sobre la comunicación digital.

  • La obligación de bloquear el acceso a contenido dañino en un plazo de 24 horas es impracticable y podría constituir una violación del debido proceso. Las plataformas podrían censurar preventivamente contenido legítimo para cumplir con plazos ajustados, suprimiendo discursos controvertidos pero legales. Estos requisitos estrictos podrían ser objeto de abuso, lo que llevaría a la eliminación de contenido basada en definiciones vagas o motivaciones políticas sobre el daño. Esto podría generar un efecto inhibidor en la libertad de expresión, especialmente para opiniones disidentes frente a la narrativa gubernamental dominante.

  • Estos requisitos adicionales deben considerarse con un alto grado de escepticismo. Es probable que lleven a las plataformas a una regulación excesiva del contenido para evitar responsabilidades, lo que socavaría la naturaleza abierta y libre de internet. La presentación de planes de seguridad digital ante la Comisión de Seguridad Digital, que deben ser accesibles al público, puede interpretarse como otra capa de supervisión burocrática que podría restringir el carácter dinámico y descentralizado del discurso en línea.

  • El Proyecto de Ley C-63 incluye disposiciones que permiten la acreditación de ciertos individuos con acceso a datos de redes sociales para realizar verificaciones de cumplimiento. Permitir que estos individuos acreditados accedan a los datos de redes sociales constituye una invasión significativa de la privacidad. Esta disposición otorga al gobierno y sus designados un poder sin precedentes para monitorear y examinar comunicaciones privadas sin una supervisión adecuada. La Asociación Canadiense de Libertades Civiles (CCLA) ha señalado los amplios poderes de búsqueda otorgados por el proyecto de ley, que no requieren una orden judicial y representan una grave amenaza para los derechos de privacidad individuales.

  • Si bien proteger a los niños en línea es un objetivo ampliamente respaldado, debemos ser cautelosos ante las regulaciones excesivas impuestas por el proyecto de ley. Estas medidas podrían vulnerar los derechos y la autonomía de los padres. La supervisión de las actividades en línea de los niños debería recaer principalmente en los padres, no en el gobierno. El proyecto de ley corre el riesgo de afectar la dinámica familiar y la responsabilidad individual al imponer un control gubernamental de arriba hacia abajo. La intromisión del gobierno en la vida familiar establece un precedente para una mayor invasión de las libertades personales.

  • Los requisitos del proyecto de ley podrían imponer costos de cumplimiento significativos a las plataformas de redes sociales y servicios de distribución más pequeños. La obligación de diseñar e implementar medidas de seguridad adecuadas a la edad, como controles parentales, etiquetas de advertencia y opciones de búsqueda segura, puede ser financieramente y técnicamente difícil de afrontar. Estas entidades más pequeñas a menudo carecen de los recursos de las grandes empresas tecnológicas para cumplir con dichas demandas, lo que podría llevarlas a salir del mercado. Esta carga regulatoria podría frenar la innovación y la competencia. Las plataformas nuevas y más pequeñas podrían tener dificultades para cumplir con los extensos requisitos, lo que acabaría generando un ecosistema en línea menos diverso y menos dinámico.

 

Es nauseabundo pensar que existirán penas severas como la cadena perpetua por delitos relacionados con el discurso. En el libro 1984 de George Orwell: "Si quieres una imagen del futuro, imagina una bota pisoteando un rostro humano… para siempre". (Foto de Dave Chan/AFP/Getty Images)

Es nauseabundo pensar que existirán penas severas como la cadena perpetua por delitos relacionados con el discurso. En el libro 1984 de George Orwell: "Si quieres una imagen del futuro, imagina una bota pisoteando un rostro humano… para siempre". (Foto de Dave Chan/AFP/Getty Images)

PELIGROS QUE REPRESENTAN ESTAS NUEVAS AUTORIDADES

 

EXCESO DE AUTORIDAD

Una de las principales preocupaciones es la enorme autoridad otorgada a la Comisión de Seguridad Digital. Este organismo tendrá el poder de interpretar leyes, crear nuevas regulaciones y aplicarlas sin una supervisión adecuada. Concentrar tanto poder en una única entidad designada por el gobierno socava el principio del Estado de derecho. La capacidad de la Comisión para actuar como juez, jurado y ejecutor conlleva el riesgo de decisiones arbitrarias y posibles abusos, suprimiendo la libertad de expresión y vulnerando los derechos de privacidad digital.

 

PRIVACIDAD Y CENSURA

Las disposiciones del proyecto de ley que permiten a la Comisión registrar datos electrónicos sin una orden judicial representan una amenaza significativa para la privacidad. Este nivel de intromisión en la vida digital de las personas no tiene precedentes y genera temor sobre una vigilancia y censura generalizadas. La aplicación de la eliminación de contenido conlleva el riesgo de ser mal utilizada, lo que podría restringir el discurso legítimo, como el periodismo y el activismo político. Esto podría sofocar el debate público, llevando a individuos y plataformas a autocensurarse para evitar represalias.

 

FALTA DE RESPONSABILIDAD

La creación de una Oficina del Defensor de la Seguridad Digital para abordar problemas sistémicos de seguridad en línea también plantea varias preocupaciones. El Defensor, designado por un período de cinco años, está destinado a proteger los intereses públicos, pero sin mecanismos adecuados de responsabilidad, este rol podría convertirse en otra herramienta para la extralimitación del gobierno. Esto podría complicar aún más el sistema regulatorio, permitiendo decisiones que carecen de transparencia y recursos para las personas afectadas.

 

IMPACTO EN LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Las amplias definiciones de contenido dañino en el Proyecto de Ley C-63 y los extensos poderes de aplicación otorgados a la Comisión y al Defensor del Pueblo representan una amenaza directa a la libertad de expresión. El proyecto de ley criminaliza una amplia gama de discursos, imponiendo severas sanciones por delitos definidos de manera vaga. Esto podría desalentar el debate abierto y la discusión sólida sobre temas críticos, ya que las personas podrían temer represalias legales por sus declaraciones. El riesgo de una censura excesiva es particularmente preocupante, ya que podría sofocar conversaciones necesarias y el intercambio de ideas en una sociedad libre.

 

POTENCIAL DE ABUSO DE PODER

El potencial de abuso de poder bajo el Proyecto de Ley C-63 es significativo. La capacidad de imponer multas elevadas y otras sanciones podría llevar a la autocensura entre individuos y plataformas. La falta de directrices claras y la amplia discreción otorgada a estos organismos reguladores aumentan los temores de una aplicación arbitraria y sesgada. Este entorno podría suprimir voces disidentes y limitar la diversidad de opiniones en línea, perjudicando así el debate público. Como señala el Dr. Michael Geist, Catedrático de Investigación en Derecho de Internet y Comercio Electrónico en la Universidad de Ottawa, concluye

"La Comisión de Seguridad Digital, mal concebida, carece incluso de normas básicas de evidencia, puede llevar a cabo audiencias secretas y se le ha otorgado una asombrosa cantidad de poderes con supervisión limitada. Esto no es una invención. Por ejemplo, el artículo 87 del proyecto de ley literalmente establece que 'la Comisión no está sujeta a ninguna norma legal o técnica de evidencia'."

 

Esta disposición incluso permite acciones legales preventivas; es decir, el proyecto de ley cambia la lógica del sistema, pasando de castigar acciones a castigar pensamientos e intenciones, lo que socava por completo los principios fundamentales de la justicia y la libertad individual

Esta disposición incluso permite acciones legales preventivas; es decir, el proyecto de ley cambia la lógica del sistema, pasando de castigar acciones a castigar pensamientos e intenciones, lo que socava por completo los principios fundamentales de la justicia y la libertad individual

ENMIENDAS LEGISLATIVAS DERIVADAS DEL PROYECTO DE LEY C-63

 

CUALQUIER DELITO EN EL CÓDIGO PENAL PUEDE SER DEFINIDO COMO UN DELITO DE ODIO

Las enmiendas al Código Penal propuestas en el Proyecto de Ley C-63 generan gran preocupación entre quienes valoran la libertad de expresión y la limitación del poder gubernamental. Estas modificaciones establecen que cualquier delito contemplado en el Código Penal o en cualquier otra ley del Parlamento puede ser clasificado como un crimen de odio si el acto está motivado por odio basado en raza, origen nacional o étnico, idioma, color, religión, sexo, edad, discapacidad mental o física, orientación sexual o identidad o expresión de género. Estas enmiendas permiten que los delitos de odio conlleven una pena máxima de cadena perpetua y sean procesados internacionalmente. Además, el proyecto de ley aumenta las sanciones por delitos de propaganda de odio hasta cinco años adicionales.

Esta definición amplia y ambigua corre el riesgo de criminalizar una gran variedad de discursos y comportamientos, convirtiendo potencialmente la disidencia política y las opiniones controvertidas en delitos procesables. No puedo enfatizar lo suficiente la gravedad de este problema. El uso de penas severas, como la cadena perpetua, para delitos relacionados con el discurso es excesivo e injusto. Este enfoque amplio y subjetivo podría llevar a que muchas acciones sean etiquetadas como crímenes de odio, con consecuencias potencialmente graves. La naturaleza vaga de lo que se considera "odio" otorga una discreción significativa, que podría ser mal utilizada para atacar voces disidentes y opiniones políticamente impopulares. Este enfoque corre el riesgo de criminalizar no solo acciones de odio, sino también un espectro amplio de discursos y comportamientos que pueden ser controvertidos pero que, no obstante, están protegidos por el principio de libertad de expresión.

La posibilidad de que cualquier delito sea considerado un crimen de odio genera un efecto disuasorio en la libertad de expresión. Para evitar que sus acciones sean percibidas como motivadas por el odio, las personas pueden optar por autocensurarse, limitando los debates abiertos y el libre flujo de ideas. Esto es particularmente preocupante en una sociedad libre, donde el debate y la disidencia son esenciales para el progreso y la rendición de cuentas. Esta medida socava las libertades fundamentales y sienta un peligroso precedente para futuras legislaciones.

 

ENMIENDA A LA LEY CANADIENSE DE DERECHOS HUMANOS

El Proyecto de Ley C-63 representa una amenaza significativa para la libertad de expresión al modificar la Ley Canadiense de Derechos Humanos para clasificar la comunicación de discursos de odio como una práctica discriminatoria. Esta enmienda asigna la responsabilidad de gestionar las denuncias a la recién creada Comisión de Seguridad Digital de Canadá.

El Proyecto de Ley C-63 también refuerza la capacidad de las fuerzas del orden para combatir la explotación infantil en línea. Esto incluye la creación de un organismo regulador para la aplicación de la ley, la clarificación de las responsabilidades de los proveedores de servicios de internet, la simplificación del proceso de notificación, la ampliación de los períodos de retención de datos y la expansión de los poderes regulatorios.

El proyecto de ley afirma acelerar las audiencias y desestimar denuncias injustas presentadas ante la Comisión Canadiense de Derechos Humanos. Sin embargo, no promete contratar un equipo amplio para gestionar las quejas. En su lugar, permite a los denunciantes mantener su identidad en secreto, lo que les permite presentar una denuncia contra otra persona por su discurso. Esta medida se considera un alejamiento del principio de tribunales abiertos, y se espera que las denuncias infundadas continúen.

 

El principio fundamental de la justicia es que las personas son inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad. Castigar a alguien basado en el temor de lo que podría hacer en el futuro vulnera este principio y abre la puerta al surgimiento del totalitarismo. (Foto de Geoff Robins)

El principio fundamental de la justicia es que las personas son inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad. Castigar a alguien basado en el temor de lo que podría hacer en el futuro vulnera este principio y abre la puerta al surgimiento del totalitarismo. (Foto de Geoff Robins)

SANCIONES PROPUESTAS

 

MULTAS MONETARIAS ADMINISTRATIVAS

El Proyecto de Ley C-63 establece un sistema de multas monetarias administrativas para los operadores de redes sociales y plataformas de servicios que no cumplan con sus obligaciones bajo la legislación. La sanción máxima por una infracción se fija en el 6% de los ingresos brutos globales del infractor o 10 millones de dólares estadounidenses, lo que sea mayor. Los factores considerados al imponer sanciones incluyen la naturaleza y el alcance de la infracción, el historial de cumplimiento, los beneficios obtenidos de la infracción, la capacidad de pago del infractor y el impacto de la sanción en su negocio.

 

MEDIDAS DRACONIANAS OCULTAS A SIMPLE VISTA

Las enmiendas al Código Penal introducidas por el Proyecto de Ley C-63 son profundamente preocupantes. Proponen penas tan severas como la cadena perpetua para delitos considerados motivados por el odio. Esta categorización amplia de los delitos, si se clasifica como motivada por el odio, podría resultar en las sanciones más severas bajo la legislación canadiense. La idea de que las personas puedan enfrentar cadena perpetua por delitos relacionados con el discurso (como la promoción del genocidio) plantea serias preocupaciones para quienes priorizan la libertad de expresión y la justicia proporcional.

Quienes proponen este proyecto de ley afirman que los acusados dentro de este marco podrán defenderse basándose en la redefinición del concepto de discurso de odio. La enmienda en cuestión establece que la acusación de crimen de odio ahora depende de sentimientos de "detestación o vilificación" en lugar de meramente "desdén o disgusto". Esto significa que los individuos pueden enfrentar severas sanciones por sus acciones basadas en una delgada línea que distingue entre 'desdén' y 'detestar'. Esto pone en evidencia la preocupante falta de equidad y claridad en estas distinciones legales, lo que representa una grave amenaza para la libertad de expresión. Sin duda, esto es un absurdo que debe ser resistido.

Este proyecto de ley también incentiva económicamente a los acusadores. La Ley de Daños en Línea puede llevar a que los demandados enfrenten multas significativas de hasta 50,000 CAD (36,571 USD), además de obligarlos a compensar a los denunciantes con un adicional de 20,000 CAD (14,629 USD). Este esquema fomenta la presentación de denuncias, ya que impone riesgos financieros mínimos para los acusadores. Tal política podría priorizar los incentivos monetarios sobre las quejas legítimas, socavando la esencia de la justicia.

Lo que resulta hilarante es que quienes presentan denuncias pueden permanecer en el anonimato, y las pruebas necesarias para demostrar la culpabilidad de alguien son menos estrictas que en los casos penales. Las pruebas pueden basarse en un "balance de probabilidades" en lugar de en una duda razonable. Además, no hay forma de defenderse demostrando que lo que se dijo era cierto, como sí ocurre en los casos de difamación. Así, las personas acusadas de discriminación podrían recibir multas de hasta 50,000 CAD, mientras que los denunciantes podrían obtener hasta 20,000 CAD. Esta propuesta es fácilmente susceptible de abuso y podría dar lugar a denuncias innecesarias.

 

FIANZAS DE MANTENIMIENTO DE LA PAZ Y SANCIONES PREVENTIVAS

Igualmente alarmante es la introducción de fianzas de mantenimiento de la paz para individuos sospechosos de posiblemente cometer un crimen de odio en el futuro. Esta disposición permite acciones legales preventivas, exigiendo que los individuos usen dispositivos de monitoreo, entre otras condiciones, basándose únicamente en la sospecha de posibles delitos futuros. Esta noción de sanciones pre-crimen recuerda a la ficción distópica, donde las personas son castigadas no por lo que han hecho, sino por lo que podrían hacer.

El proyecto de ley cambia el sistema legal, pasando de castigar acciones a castigar pensamientos e intenciones. Este peligroso precedente socava los principios fundamentales de la justicia y la libertad individual. Al criminalizar posibles acciones futuras, el gobierno asume un nivel de control sobre el comportamiento y la expresión personal que es contrario a una sociedad libre.

La introducción de fianzas de mantenimiento de la paz basadas en el temor de posibles delitos futuros socava la equidad del sistema judicial. Un principio fundamental de la justicia es que los individuos se presumen inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad. Castigar a alguien por el temor de lo que podría hacer en el futuro vulnera este principio y abre la puerta a abusos de poder por parte del Estado. Esto no solo erosiona la confianza en el sistema judicial, sino que también impone una carga indebida sobre los individuos al obligarlos a demostrar un negativo, es decir, que no están planeando cometer un crimen de odio.

 

Canadá es mi tierra natal, pero no vivo allí debido a absurdos como este, que van completamente en contra de mis principios éticos y morales. Si piensas como yo y quieres escapar de este futuro oscuro, eres muy bienvenido en Expat Money

Canadá es mi tierra natal, pero no vivo allí debido a absurdos como este, que van completamente en contra de mis principios éticos y morales. Si piensas como yo y quieres escapar de este futuro oscuro, eres muy bienvenido en Expat Money

CONCLUSIÓN

El Proyecto de Ley C-63 representa una extralimitación significativa del poder gubernamental que amenaza los principios fundamentales de una sociedad libre. Otorga a los burócratas la autoridad para definir y aplicar lo que se considera contenido dañino, lo que podría conducir a la censura y la vigilancia. La amplia clasificación de los crímenes de odio dentro del proyecto de ley, con penas severas como la cadena perpetua, representa una amenaza para la libertad de expresión y la justicia proporcional. La creación de organismos reguladores poderosos sin una supervisión adecuada pone en peligro la privacidad y las libertades individuales.

La legislación explota el miedo para imponer controles extensivos sobre el discurso y el comportamiento digital, utilizando la protección de los ciudadanos, especialmente de los niños, como justificación. También establece un marco que promueve creencias progresistas, apoyando potencialmente la cultura woke al definir de manera amplia y subjetiva el discurso de odio y el contenido perjudicial. Esto podría llevar a la conformidad ideológica y la supresión de opiniones disidentes, consolidando el poder para alinearse con los valores de la cultura de la cancelación y sofocando el discurso libre, socavando así los fundamentos pluralistas de la sociedad.

Parece que cada día se recortan más y más aspectos de la libertad, como si fuera una pieza de salami, hasta que no queda nada. Canadá es mi tierra natal, pero no vivo allí debido a absurdos que van en contra de mis principios morales y éticos. El Estado pervirtió la ley hace mucho tiempo debido a su absurda ambición y falsa filantropía.

Si has leído hasta aquí, es muy probable que seas una persona con ideas afines, lista para actuar y proteger tu libertad, tu patrimonio y tu familia, tal como lo hice yo al establecer a toda mi familia en Panamá. Una forma de evitar ser afectado por absurdos como este y correr el riesgo de perder tu libertad es actuar en un plan-B lo más rápido posible.

 

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Mikkel Thorup

Written by Mikkel Thorup

Mikkel Thorup es el consultor de expatriados más solicitado del mundo. Se enfoca en ayudar a clientes privados con alto patrimonio a mitigar legalmente las obligaciones tributarias, obtener una segunda residencia y ciudadanía, y armar una cartera de inversiones extranjeras que incluye bienes raíces internacionales, plantaciones de madera, tierras agrícolas y otros activos tangibles de dinero duro. Mikkel es el fundador y CEO de Expat Money®, una firma de consultoría privada que comenzó en 2017. Presenta el popular podcast semanal, Expat Money Show, y escribió el libro definitivo #1 en ventas Expat Secrets - How To Pay Zero Taxes, Live Overseas And Make Giant Piles Of Money.

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